La actitud pacífica de empleo del espacio por parte de la Argentina, si bien es loable, no se condice con la situación espacial del siglo XXI, donde el espacio es un ámbito de competencia continua y por ende de un conflicto permanente, aunque silencioso.

La Argentina requiere de numerosos servicios espaciales destinados a fines pacíficos, función asignada por decretos a la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales), por ende, la vigilancia del espacio desde la perspectiva de la defensa se limita a medios virtuales. A lo largo de este artículo se intenta crear conciencia de la necesidad de vigilar el espacio como un ambiente de conflicto en el que se debe convivir y es esencial a los intereses de la nación.

La cuestión espacial está experimentando cambios significativos, con una creciente participación de actores estatales y comerciales. Este aumento en la actividad no solo genera beneficios e innovación, sino también una mayor congestión, competencia y militarización (Swope, Bingen, Young, & LaFave, 2025).

Históricamente, el desarrollo de tecnologías espaciales estuvo ligado a la Guerra Fría, donde Estados Unidos y la Unión Soviética fueron pioneros. Hoy, la creciente dependencia de los activos espaciales para la seguridad nacional, la economía y la vida cotidiana ha incentivado a más países a desarrollar capacidades espaciales y también contraespaciales, estas últimas diseñadas para engañar, interrumpir, negar, degradar o destruir sistemas espaciales (Samson & Cesari, 2025).

Por Alejandro Moresi
Fuente: Pucara Defensa

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